1. Practique una buena higiene
Con tantos niños tan cerca, no sorprende que las escuelas sean un lugar donde se propagan los gérmenes. Para mantener sano a su hijo, es importante fomentar una buena higiene. Esto incluye lavarse las manos con regularidad, cubrirse la boca al toser o estornudar y evitar compartir alimentos o bebidas.
Sin embargo, es importante que su hijo no abuse del desinfectante para manos cuando se limpia las manos. Si bien es cierto que mata gérmenes y bacterias malas, también mata las bacterias buenas que nuestro cuerpo necesita para funcionar correctamente, como las que se encuentran en nuestra piel y nuestro intestino.
“En un mundo excesivamente higienizado, debemos tener cuidado de no evitar el importante intercambio de microbios. A menudo utilizamos antibióticos cuando no los necesitamos, lo que afecta a la diversidad de nuestra microbiota”, afirma Gianfranco Grompone, director científico de BioGaia.
2. Prioriza el sueño
Uno de los aspectos más importantes de la salud de un niño es la cantidad de horas que duerme. Por lo tanto, es importante establecer una rutina de sueño constante para su hijo para garantizar que duerma lo suficiente todas las noches.
Como regla general, los niños pequeños deben dormir entre 10 y 12 horas por noche, mientras que los niños mayores deben dormir alrededor de 9 horas cada noche.
Un estudio muestra que la falta de sueño puede alterar rápidamente la composición de la microbiota intestinal , es decir, el conjunto de microorganismos que residen en nuestro tracto digestivo. Este complejo ecosistema incluye bacterias, virus, hongos y otros microbios que desempeñan funciones importantes en nuestra salud general.
Grompone comparte: "Aunque todavía no sabemos cuáles son sus funciones exactas, existe un vínculo entre el sueño y la composición de nuestra microbiota".
3. Promover la salud intestinal para apoyar el sistema inmunológico
Nuestra microbiota intestinal desempeña un papel crucial en nuestra salud general, incluido nuestro sistema inmunológico. De hecho, el intestino alberga el 80 por ciento de nuestro sistema inmunológico.
lo que significa que mantener una variedad de bacterias buenas en el intestino es esencial para mantener un sistema inmunológico saludable.
Asegúrese de que su hijo consuma una dieta saludable de frutas, verduras y cereales integrales para ayudar a mantener un intestino sano. También puede considerar introducir suplementos probióticos o incorporar alimentos fermentados a la dieta de su hijo.
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4. Ejercicio físico y mucho
Los beneficios del ejercicio regular van más allá de la salud física. Tanto para niños como para adultos, el ejercicio también puede tener un efecto positivo en nuestro bienestar general.
El ejercicio se puede lograr de diversas formas, ya sea mediante deportes organizados, tiempo de juego activo o salidas familiares. Además de mantener a los niños sanos y en forma, el ejercicio también puede mejorar su estado de ánimo y su concentración.
Aunque se necesita más investigación para comprender completamente la conexión entre el ejercicio y la salud intestinal, los primeros hallazgos sugieren que el ejercicio podría mejorar la microbiota intestinal, lo que a su vez podría mejorar nuestra salud.
5. Planifique comidas y refrigerios saludables
“Lo que comemos tiene un impacto directo en la microbiota intestinal. Nuestra microbiota se alimenta de los alimentos de nuestros intestinos, especialmente los que no podemos digerir nosotros mismos, como la fibra dietética. En otras palabras, nuestros microbios intestinales nos ayudan literalmente a digerir los alimentos”, comparte Grompone. “Es más, si cambiamos nuestra dieta, promovemos diferentes microbios en nuestro intestino. Por ejemplo, los estudios han demostrado que si reducimos nuestro consumo de grasas y aumentamos nuestro consumo de fibra y proteína, esto tiene un impacto directo en la microbiota".
Cuando se apresura a prepararse por la mañana, es fácil caer en la trampa de preparar almuerzos que sean convenientes pero no necesariamente saludables para su hijo.
Prepare almuerzos y refrigerios nutritivos la noche anterior que incluyan frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras. Elija refrigerios elaborados con cereales integrales y evite los refrigerios procesados, azucarados y ricos en grasas, que pueden hacer que su hijo se sienta lento y desconcentrado.
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