El estrés activa el sistema nervioso simpático, que es responsable de la respuesta de "lucha o huida" del cuerpo. Esta respuesta está diseñada para ayudarnos a afrontar amenazas inmediatas, como un depredador o si un coche está a punto de atropellarnos. Los factores estresantes en la vida moderna tienden a ser crónicos y continuos, como las presiones laborales y financieras. El estrés crónico puede alterar el eje intestino-cerebro y afectar negativamente la salud intestinal.
Estrés, microbiota intestinal y función de barrera intestinal
Cuando experimentamos estrés, este puede alterar la composición y diversidad de la microbiota intestinal. Esto conduce a un aumento de bacterias dañinas y una disminución de bacterias beneficiosas. Este desequilibrio, conocido como disbiosis, puede provocar diversos problemas de salud intestinal, como hinchazón, estreñimiento, diarrea e inflamación.
La integridad de la barrera intestinal también puede verse comprometida por el estrés. Además de revestir la pared intestinal, la barrera intestinal sirve como barrera protectora contra sustancias nocivas como toxinas y bacterias. Cuando la barrera intestinal se ve comprometida, puede provocar lo que se conoce como síndrome del intestino permeable, una afección en la que toxinas y bacterias se filtran al torrente sanguíneo, lo que desencadena una respuesta inmunitaria e inflamación.
Tus bacterias buenas
Las bacterias buenas desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la salud intestinal. Por ejemplo, algunas bacterias beneficiosas producen ácidos grasos de cadena corta, que nutren las células que recubren el intestino y mantienen una barrera intestinal saludable. Sin embargo, el estrés puede provocar una disminución de las bacterias buenas en el intestino, lo que puede tener efectos negativos en nuestra salud. Cuando estas bacterias se agotan, puede provocar inflamación intestinal y otros problemas de salud intestinal.
Además, el estrés puede afectar la producción de neurotransmisores, como la serotonina y el GABA, que son cruciales para la regulación del estado de ánimo y la ansiedad. Estos neurotransmisores son producidos en el intestino por bacterias beneficiosas y, cuando su producción se ve comprometida, puede provocar trastornos del estado de ánimo.
Centrándose en la salud intestinal para reducir el estrés
Si bien el estrés afecta nuestra salud intestinal, también podemos centrarnos en nuestra salud intestinal como una forma de reducir el estrés. Aquí están nuestras cuatro formas:
- Podemos aumentar la cantidad de bacterias beneficiosas en nuestro intestino consumiendo alimentos ricos en probióticos o tomando suplementos probióticos. Algunas de estas bacterias producen neurotransmisores como la serotonina y el GABA y, al mantener un equilibrio saludable de bacterias buenas en el intestino, podemos apoyar nuestra salud mental y reducir los niveles de estrés.
- Al apoyar la barrera intestinal mediante el consumo de alimentos ricos en prebióticos, como la fibra, podemos reducir la inflamación y el impacto del estrés en el intestino .
- Al consumir alimentos antiinflamatorios como vegetales verdes, bayas, cereales integrales y pescado graso, podemos reducir la inflamación y promover la salud intestinal.
- Se ha demostrado que el ejercicio mejora la salud intestinal y reduce los niveles de estrés. Los estudios muestran que el ejercicio regular aumenta la diversidad microbiana intestinal, lo que significa una mayor variedad de tipos de bacterias beneficiosas que se encuentran en el intestino. Una microbiota intestinal más diversa se considera una microbiota más saludable.
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